Overblog
Edit post Seguir este blog Administration + Create my blog
15 Jan

Si quieres viajar, viaja

Publicado por Unai Lopez de Luzuriaga

Esta publicación hace referencia a un pequeño relato del libro que me estoy leyendo actualmente, Días de Viaje, escrito por Aniko Vllalba. Una joven argentina que desde el año 2008 se dedica a viajar por el mundo (de manera low cost), a escribir y a sacar fotos.

 

El otro día volviendo de la universidad iba leyendo su libro y me encontré con un pequeño regalo (que he decidido compartir en el blog para que todo el mundo que quiera pueda disfrutar de él), el siguiente relato:

 

Al igual que Martin Luther King, vos también tenés un sueño. Puede que sea un sueñito o un sueño. No importa, es lo que deseás para tu vida, lo que harías si pudieras dejar todo atrás y elegir cómo vivir. Pero te sentís atado a un mecanismo del cual ya no podés escapar. O eso creés.

 

Tu sueño es viajar por el mundo. (O poner un bar en la playa. O ser un artesano en Indonesia. O ser un surfer en Ecuador. O ser un músico itinerante. O ser acóbata de circo. O ser un dios en la India. O ser comerciante en China. Oser un astronauta en la luna. Oser lo que más quieras. Vamos, todos tienen un ideal, no me digas que vos no.)

 

No se lo contás a mucha gente. Creés que todos te van a responder: “Pff, obvio, ¿quién no quiere viajar por el mundo/poner un bar en la playa/ser astronauta?”. Tenés miedo de que te tilden de nómada, vago, rebelde, idealista (una cualidad que se tiende a descalificar), hippie o loco. Pensás que viajar por el mundo implica demasiada plata, demasiados riesgos, demasiadas preguntas y ninguna certeza. Dejar todo para viajar es un camino de ida sin carteles de señalización, un interrogante que solamente se responde mientras se lo vive. No sabés si estás preparado.

 

No le decís a nadie, pero soñás despierto. Cada vez que te tomás el mismo colectivo, subís al mismo ascensor, bajás por las mismas escaleras, te mirás al mismo espejo, apoyás la cabeza sobre la misma almohada, pensás: “Esta no es la vida que quiero. Un día de estos largo todo y me voy. Pero de verdad eh, yo me voy. Ya van a ver”. Pero los días siguen. Seguís creciendo, conseguís mejores puestos, un mejor sueldo, y tus sueños te parecen cada vez más infantiles e inconcretables: “¿Vivir viajando? Es imposible. ¿Cómo hago? ¿De dónde saco la plata? ¿De qué vivo?

 

Sin embargo, cada vez que ves fotos de pescadores que viven en islas remotas y paradisíacas, de orientales que se ganan la vida cocinando en un carrito, de parejas que venden todo y se van de gira en un auto viejo, de todos los que se animaron y pusieron un bar en la playa, te sentís afectado, pensás. Te das cuenta de que allá afuera existen miles de maneras de vivir. Tu rutina no es la misma rutina de los seis mil millones de habitantes de este planeta. Es posible vivir de otra manera, fuera de la vorágine, con más lentitud, en un escenario que vaya más con tu persona.

 

Sacás tus cuentas y te iluminas. Es más barato vivir viajando que vivir en un mismo lugar. Es más caro viajar como turista que vivir en un mismo lugar. Pero al viajar como un viajero gastás mucho menos, lo necesario, lo que consumís en el momento. Te emocionás. Ya está, yo saco el pasaje a Micronesia y me voy. Chau. Ya van a ver.

 

Y otra vez aparecen los miedos, las dudas, las preguntas. No, mejor no... Me voy a quedar sin trabajo,y ¿qué hago allá? Mirá si me pierdo, me raptan o si tengo que dormir en la calle. No, mejor me quedo acá.

 

Gana una vez más la seguridad sobre los sueños. Y la vida sigue. Y muchos años después, pensás: “Ay, me acuerdo, cuando era joven, quería viajar por el mundo. Qué ingenuidad, qué irreal”. Y suspirás.

 

Nada ni nadie te impide vender todas tus pertenencias, comprarte un pasaje para el primer avión o colectivo que salga a donde sea, e irte. Aunque creas que existe un sistema que te lo impide, ese sistema no está más que en tu cabeza. Aunque digas “pero yo no tengo un peso partido al medio”, si tenés manos podés trabajar, si tenés cabeza podés pensar, si tenés huimanidad podés crear. Si dedicás todas tus energías a hacer eso que te hace feliz, por más ridículo, irreal o aburrido que le parezca al resto del mundo, vas a encontrar la manera de sobrevivir.

 

¿Te hace feliz viajar? Viajá. ¿Te hace feliz pintar? Pintá. ¿Te hace feliz cantar? Cantá. ¿Te hace feliz hacer nado sincronizado en el canal de Panamá? Hacelo.

 

Seré idealista (que para mí es algo positivo), pero esta vida es demasiado corta para desperdiciarla dedicándote a algo que no te hace feliz.

 

No pongas más excusas: SI QUERÉS VIAJAR, VIAJÁ.

 

Pensamientos del mar - Puerto de Santa María (Isla de la Sal, Cabo Verde). Agosto 2012.

Pensamientos del mar - Puerto de Santa María (Isla de la Sal, Cabo Verde). Agosto 2012.

Comentar este post

Acerca del blog

Relatos y fotos sobre mis viajes